martes, 19 de abril de 2011

Un fin de semana especial, I

¿Qué ha significado la llegada de la Cruz y el Icono a nuestra ciudad para los jóvenes? Pues bueno a simple vista parece que algo nos ha dejado dentro de nosotros ¿no? Todavía recuerdo lágrimas, abrazos, cantes, palmas, sonrisas, carcajadas, una pelota que a todos dió en la cabeza jajaja, unos zancudos, una banda liándola por las calles, Evelio con el megáfono liándola aun más que la banda...Y también recogimiento, silencio en el precioso Via Crucis (no recuerdo uno donde hubiera tanto silencio y respeto con tanta gente junta), oración en la Vigilia nocturna, piropos a María en el rosario pidiéndole constantemente a Ella que “ruegue por nosotros, pecadores”, muchísimas peticiones en la visita de los colegios, etc.

Primeramente nos ha unido a todos en un grupo como “hermandad”, siempre juntos alrededor de la Cruz, incluso con lluvia incluida nadie se apartaba de Ella, nunca estaba sola, primero seguida muy de cerca por María, siempre al pie de la Cruz y nosotros tomando su divino ejemplo tampoco quisimos abandonarla en ningun momento. Siempre había alguien dispuesto a cargarla, a admirarla o a estar a su lado. Algunos hemos conocido a mucha gente que vale la pena, otros han afianzado amistades que ya conocían... Creo que todos hemos sacado algo.


Recordando palabras de nuestra amiga Marta no podemos dejar que este evento tan importante sea como la botella de Coca-Cola que se agita y se abre saliendo toda disparada, para una vez ido el gas se quede en nada, tenemos que mantener ese espíritu siempre e incrementarlo más, la Cruz se ha quedado con nosotros dentro de nuestros corazones y por ello tenemos que tener siempre ese espíritu de unidad, de fiesta y de oración que nos trajo durante ese fin de semana.

Cuando la Cruz llegó al Muelle de España, todos estábamos esperándola, muchos no sabían realmente lo que llegaba. Y aparece el barco, tan sencillo, tan humilde, nada de un grandioso barco digno de reyes, sino un barco sobrio, pequeño. Como el pesebre donde nació aquel que más tarde clavaron en un madero como el que todos vimos desde lejos acercarse a nuestra costa. Y desembarcó. Al verla todos contemplamos una Cruz desnuda, vacía, dos maderas unidas, sencilla... pero aún así nos impresionó lo grande que era, el letrero del centro donde Juan Pablo II nos escribía en varios idiomas lo que nos entregaba, ¡en varios idiomas!, símbolo de que es una Cruz para TODOS. Y al despedir ese madero tres días después en el mismo Muelle de España, ya no veíamos una Cruz desnuda y simple, no, ya todos comtemplábamos una Cruz llena a rebosar, de oraciones, de peticiones, buenos momentos, alegrías, lágrimas, ilusiones, cantes, amistades, amores. Y comprendimos que no sólo eran nuestras las oraciones, peticiones, los buenos momentos, las alegrías, lágrimas, ilusiones... sino que muchos miles y miles de jóvenes y no tan jóvenes, también la habían llenado con nosotros a rebosar; comprendimos el momento tan maravilloso que habíamos vivido, como muchos otros al lado de esas maderas unidas y de Nuestra Madre, María. Por ello afloraron muchos sentimientos y todos, o casi todos nos abrazamos y lloramos despidiendo la Cruz que tanto había y ha significado para nosotros ese fin de semana inolvidable. ¡Gracias le damos a Dios por poder vivir estos momentos tan únicos e importantes! Y gracias os doy a todos y cada uno de vosotros por hacerlos tan maravillosos.

Rubén Vázquez 

1 comentario:

  1. Julia Maria Quintana11 de mayo de 2011, 4:15

    Enhorabuena Ruben, has plasmado los sentimientos que muchos de nosotros vivimos.

    ResponderEliminar