Juan Pablo II, Beato y Patrón de la JMJ

“Un clamor se está levantando y llenando el mundo: es la Iglesia que se despierta en las almas”. Con esta frase terminaba la carta que un amigo mío cura me enviaba contándome sus impresiones ante la muerte de Juan Pablo II. Él por entonces estudiaba en Roma, y pudo vivir en primera persona aquel acontecimiento triste y alegre a la vez. Triste, porque nos dejaba un gran Papa, el Papa amigo de los jóvenes; alegre, porque teníamos la certeza de que estaba ya en el Cielo, y desde allí seguiría apoyándonos e intercediendo por todos nosotros con mucha más fuerza...

Y sobre todo, estará intercediendo por todos los jóvenes. Ya sabemos lo cerca de su corazón que estuvo la juventud. Nada más ser elegido Papa, el día de la inauguración de su Pontificado, al terminar la liturgia se dirigió a los jóvenes que estaban en la plaza de san Pedro con estas palabras: “Vosotros sois la esperanza de la Iglesia y del mundo. Vosotros sois mi esperanza”. Él fue quien tuvo la idea de organizar las JMJ, Él fue quien regaló la Cruz a los jóvenes. Él fue quien, pocos instantes antes de morir, sacó fuerzas para dirigir unas últimas palabras a los jóvenes que velaban en la plaza de san Pedro: “Os he buscado. Y ahora vosotros habéis venido a verme. Os doy las gracias”.

Papa santo. Papa amigo. Los jóvenes de Ceuta, como aquellos de la plaza de san Pedro, también gritamos: “estamos contigo”. Y nos alegramos profundamente de que muy pronto, el 1 de mayo, la Iglesia te proclame beato. También nos alegramos de que te hayan nombrado patrón de la JMJ. Seguro que tú estarás con nosotros en esos días en Madrid. Tú que estás en el cielo con la Virgen María, pídele que interceda a Jesús por nosotros y por todos los jóvenes en este año tan especial. Pídele especialmente por los jóvenes de Ceuta y guíalos en su camino.